
Por César Gómez Chacón
Como espacio de resistencia política y de reafirmación de unidad acaba de celebrarse la XIII Cumbre Extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América–Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
Ante la prepotencia de Estados Unidos que, con el pretexto que nadie cree de realizar una operación antidrogas, ha desplegado hace pocos días una exagerada fuerza naval y aérea en el sur del Mar Caribe, nueve países de la Alianza, reunidos de manera virtual, levantaron unánimemente sus voces de condena.
Los jefes de Estado y representantes de Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada y San Cristóbal y Nieves, intercambiaron en vivo y directo bajo la moderación, desde Caracas, del presidente venezolano Nicolás Maduro Moros.
La flota yanqui, que incluye unos 4000 marines, buques de gran calado, aviones, y hasta un submarino nuclear, representa —coincidieron los países miembros— una amenaza directa contra la paz y la estabilidad regional y mundial.
Rechazo a la injerencia y respaldo a Venezuela
Uno de los puntos centrales de la reunión fue el respaldo absoluto al presidente constitucional de Venezuela, quien enfrenta una ofensiva judicial, mediática y ahora militar impulsada desde Washington. Las amenazas contra Maduro incluyen la inverosímil patraña de poner precio a su cabeza, como si fuese un forajido del viejo oeste norteamericano.
Los líderes del ALBA-TCP denunciaron que se trata de una estrategia para quebrar la resistencia bolivariana y abrir la puerta a un nuevo ciclo de intervenciones, como en los tiempos de las cañoneras y en fiel calco a la arcaica Doctrina Monroe, la de «América para los americanos».
Durante la Cumbre se rechazó nuevamente el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, y se denunció la política imperial de desestabilización contra Nicaragua y Bolivia.
En un gesto de integración continental, la Cumbre respaldó el llamado del presidente pro témpore de la CELAC, Gustavo Petro, a convocar de manera urgente una reunión de cancilleres para fijar una posición conjunta ante las amenazas a Venezuela y a la paz regional.
Díaz-Canel: “la paz no puede asentarse en la ingenuidad”
El presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez intervino con un discurso enérgico y reflexivo a la vez. Desde La Habana, denunció la “irracional arremetida” de la administración estadounidense contra Venezuela y alertó que la región vive “tiempos de enormes desafíos y riesgos excepcionales”.
Su mensaje fue claro: “No queda otra alternativa que enfrentar al imperio… y debemos hacerlo firmemente unidos en convicciones y en acción”.
Díaz-Canel recalcó que la paz y la coexistencia pacífica, valores irrenunciables para los pueblos del ALBA-TCP, no pueden fundarse en la ingenuidad ni en el olvido de los peligros. “Nos corresponde defenderla desde posiciones realistas”, advirtió.
El mandatario cubano también denunció los planes terroristas financiados contra Venezuela, la campaña de mentiras contra Maduro y la pretensión de desconocer principios básicos del derecho internacional.
En el cierre de su intervención, Díaz-Canel apeló a la memoria histórica y a la fuerza espiritual de los próceres: “Ni las bravatas de intervención ni las presiones políticas y económicas ni las campañas de desinformación son suficientes para quebrar la dignidad latinoamericana y caribeña, si nos mantenemos cohesionados”.
Maduro: un ALBA vivo y en movimiento
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, recordó que la alianza “funciona como un mecanismo para la paz, la cooperación y la superación de desigualdades”, con un énfasis marcado en los programas sociales, educativos y culturales. “Somos una alianza de guerreros y de guerreras por la paz”, afirmó.
Al mismo tiempo el mandatario bolivariano destacó que el ALBA‐TCP no es una estructura pasada, sino una organización en movimiento, “produciendo respuestas sociales, económicas y diplomáticas”.
Maduro instó a los pueblos de América Latina, el Caribe, Estados Unidos, África y otras latitudes a sumarse a la defensa del derecho de Venezuela a decidir su destino sin imposiciones externas.
Otras voces de unidad
Los líderes caribeños también dejaron claro que la solidaridad no es retórica. Ralph Gonsalves, primer ministro de San Vicente y las Granadinas, alertó que “siempre habrá una amenaza sobre nosotros”, y por eso la clave es trabajar juntos desde la solidaridad práctica.
Luis Arce, presidente de Bolivia, ratificó que la reunión se celebraba “apremiados por hacer efectiva nuestra solidaridad con Venezuela”.
Por su parte, el Comandante Daniel Ortega, desde Nicaragua, recordó la historia de violencia imperialista, desde Hiroshima hasta Gaza, subrayando la necesidad de no repetir los errores de la sumisión internacional.
La unidad como escudo
En esta jornada única, los participantes aprobaron por unanimidad una Declaración Final que expresa el más firme rechazo a las amenazas imperialistas, condena el despliegue militar de EE.UU. en el Caribe y reafirma la decisión de defender la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Más allá del documento, lo que deja la XIII Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP es la reafirmación de que la dignidad de los pueblos no se negocia. Frente a la política de la fuerza, el bloque apuesta por la fuerza de la historia, por la unidad indestructible y por la convicción de que solo la integración regional puede garantizar un futuro de desarrollo e independencia.
La reunión dejó otro mensaje contundente: ni bloqueos, ni amenazas, ni campañas de odio serán suficientes para rendir a los pueblos latinoamericanos y caribeños si permanecen unidos. Ese espíritu, inspirado en el legado de Bolívar, Martí, Chávez y Fidel, es hoy más necesario que nunca.
En palabras de Díaz-Canel, “la libertad y soberanía de cada pueblo es la libertad y soberanía de todos».
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