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Camisas tropicales, ritmos cubanos y sueños grandes: La historia de Bryan Sánchez (I)

Por Alejandro Pérez Zerquera

En esta entrevista, Bryan Sánchez nos abre las puertas a su mundo creativo y personal, compartiendo cómo fusiona con maestría la cubanía, el flamenco y la rumba en su música.  Desde su proceso creativo hasta la importancia de transmitir mensajes positivos a su audiencia, Bryan revela las claves de su crecimiento artístico y su visión para el futuro. Además, nos cuenta sobre su vínculo con su familia, su estilo visual distintivo y cómo equilibra su carrera musical con sus estudios universitarios. Una conversación íntima que muestra a un artista comprometido, innovador y lleno de sueños grandes.

 ¿Cómo descubriste tu pasión por la música y qué te motivó a convertirla en tu carrera?

Bueno, desde muy pequeño sentí una conexión especial con la música. Me encantaba cantar canciones de artistas nacionales e internacionales, aunque en ese momento lo veía solo como un hobby. Con el tiempo, fui creciendo y dándome cuenta de que no era una afición: era mi verdadera pasión. Soñaba con dedicarme por completo a este mundo, convertir ese sueño en mi realidad. Poco a poco, y con mucho esfuerzo, hoy puedo decir que estamos en camino de lograrlo.

Siendo un artista autodidacta, ¿cómo ha sido tu proceso de aprendizaje y desarrollo musical?

Ser un artista autodidacta tiene su complejidad. No es fácil, porque no cuentas con un maestro o una guía que te brinde los conocimientos básicos sobre la música o el arte en general. Es un camino retador, y muchas veces puede parecer abrumador. Pero cuando es tu sueño, cuando es tu verdadera pasión, siempre encuentras la manera de seguir adelante. Aunque al principio todo parezca tedioso, con el tiempo se convierte en parte de tu rutina diaria, en un hábito que te ayuda a crecer, a mejorar y a ampliar tus conocimientos constantemente.

¿Qué artistas o géneros han influido más en tu estilo musical y por qué?

La verdad, han sido muchos los artistas que han influido en mi estilo musical, tanto nacionales como internacionales. A nivel nacional, podría mencionar a Cimafunk, Leoni Torres y artistas urbanos como Divan, quien representa muy bien el tipo de música que hago, aunque en mi caso la llevo más hacia lo tropical.

En el ámbito internacional, mi banda favorita es Morat, y una de mis grandes metas es poder colaborar con ellos algún día. También me inspiran artistas como Sebastián Yatra, Manuel Turizo, Ricardo Montaner y Carlos Vives. La lista es larga, porque soy un artista que disfruta mucho escuchar música variada. Creo que eso se refleja en mis canciones, donde siempre intento mezclar diferentes géneros. Esa diversidad viene directamente de todas esas influencias que han marcado mi camino musical.

Tu música fusiona el pop con ritmos tradicionales cubanos. ¿Cómo logras ese equilibrio en tus composiciones?

El pop es un género muy versátil, que se presta muchísimo para la fusión. Eso me permite explorar, innovar y llevar al oyente a descubrir algo nuevo. Aunque hoy en día casi todo está inventado, siempre busco ampliar los horizontes y sorprender a la gente con sonidos frescos.

En mis canciones me gusta comenzar con una base tropical, y a partir de ahí jugar con otros ritmos: a veces le agregamos una timbita, otras veces un son cubano, e incluso elementos del flamenco, que también forman parte de nuestra herencia cultural. No faltan tampoco toques de rumba cubana, porque nuestras raíces siempre están presentes.

Este proceso creativo no lo hago solo. Tengo la suerte de contar con dos grandes productores, Pedro Acosta e Ítalo, quienes me ayudan a dar forma a esas ideas y lograr esa fusión tan especial. Estoy muy contento con los resultados que hemos logrado, tanto en las canciones más recientes como en las más antiguas, donde ya comenzábamos a experimentar con este estilo tan propio.

«Dosis de Cintura» combina flamenco y rumba. ¿Qué te inspiró a explorar esta fusión de géneros?

 

«Dosis de Cintura» nació del deseo de capturar la verdadera esencia de la cubanía. Cuba es una mezcla riquísima de culturas y tradiciones: tenemos raíces africanas, influencias españolas… y quise reflejar todo eso en una sola canción. A partir de esa idea, comenzamos a experimentar con la fusión del flamenco —que forma parte de nuestro legado español— con la rumba cubana, una de nuestras expresiones más auténticas.

El resultado fue una canción que me ha abierto muchas puertas y que ha conectado muy bien con el público. Tanto así, que decidimos repetir esa “dosis” en mi más reciente tema, «Vecina», donde seguimos explorando la fusión de géneros tropicales con música tradicional cubana.

Estoy muy feliz con la respuesta que hemos recibido. La gente lo ha disfrutado muchísimo, y para quienes aún no la han escuchado: los invito a hacerlo. No se preocupen, porque vienen muchas más canciones con ese mismo espíritu de mezcla, raíz y sabor.

¿Cuál es tu proceso creativo al escribir una nueva canción? ¿Empiezas por la letra, la melodía o ambos?

La verdad es que mi proceso creativo varía mucho. A veces empiezo por la letra, otras veces por una melodía que se me viene a la cabeza, y en ocasiones surgen ambas al mismo tiempo. No tengo una fórmula fija, porque todo depende de cómo llegue la musa y de cómo esté fluyendo la inspiración en ese momento. Es un proceso muy orgánico, que cambia de una canción a otra. Lo importante es estar abierto y dejarse llevar por lo que va surgiendo, sin forzar nada.

Has mencionado que buscas transmitir mensajes positivos a los adolescentes. ¿Qué valores intentas reflejar en tus canciones?

Siempre intento demostrar que se pueden hacer canciones lindas, movidas y bailables sin recurrir a la vulgaridad. Mi objetivo es aportar un granito de arena a la diversidad musical que tanta falta hace en la escena cubana actual.

A través de mi música, busco transmitir mensajes positivos, reflejar la cubanía y conectar con las personas desde un lugar sano y respetuoso. A veces uso palabras populares o expresiones callejeras, como en «Vecina», pero siempre con un enfoque que permita que cualquier persona —sin importar la edad— pueda entender y disfrutar la canción a su manera.

Al final, hago música para todos los públicos, con el deseo de entretener, inspirar y dejar algo bonito en quien me escuche.

 

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