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TEAF: La discapacidad invisible ligada al alcohol en el embarazo

Cada 9 de septiembre el mundo conmemora el Día Mundial del Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF). La fecha —el día nueve del mes nueve— no es casual: simboliza ese periodo crucial para la vida de la gestante y del feto.

Los TEAF son un conjunto de discapacidades físicas, mentales, conductuales y cognitivas permanentes, causadas exclusivamente por la exposición prenatal al alcohol (EPA). A pesar de su alta prevalencia, se trata de una condición que a menudo es diagnosticada de manea errónea o no se identifica, lo que retrasa las intervenciones cruciales y las hace más complejas.

La magnitud del problema es significativa. De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en 2020 se estimaba que más del 11% de las mujeres en la Región de las Américas consumía alcohol durante el embarazo, una práctica de alto riesgo.

Según la Asociación Española de Pediatría, los expertos subrayan que no hay un nivel de bebida seguro durante el embarazo, ni tampoco ni tampoco en la etapa previa, cuando se busca la gestación. De ahí que el principal objetivo de esta conmemoración es concienciar sobre la necesidad de reducir a cero el consumo, para evitar posibles daños irreversibles en el bebé.

Del mismo modo, la fecha apunta a la necesidad de diagnósticos precisos, ya que este trastorno se asocia con graves comorbilidades como abuso de sustancias, dificultades de aprendizaje, discapacidades cognitivas, fracaso escolar y otros resultados negativos a lo largo de la vida.

En definitiva, el mensaje central de la comunidad médica es claro y directo: la abstinencia alcohólica total durante el embarazo es la única medida preventiva efectiva para garantizar el desarrollo saludable del futuro hijo.

//llhm

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