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Rodrigo García Ameneiro: “la clave está en soñar, aprender y mantenerse humilde”

En esta entrevista íntima y reveladora, el pianista y compositor cubano Rodrigo García Ameneiro repasa su trayectoria desde sus inicios familiares hasta sus más recientes logros discográficos. Con humildad y pasión, comparte las influencias que lo han moldeado, su visión integradora de la música y su compromiso con la renovación y preservación de la tradición musical cubana.

Por: Alejandro Pérez Zerquera

Tu carrera ha estado marcada por una profunda conexión con la música desde temprana edad. ¿Podrías compartir cómo se gestaron tus primeros pasos en el ámbito musical y de qué manera influyó tu entorno familiar en tu formación artística?

Mi carrera ha estado muy relacionada a mi familia y al entorno que he tenido siempre a favor, alrededor. Gracias a mi mamá, a mi papá, que siempre han estado relacionados con diferentes movimientos de la música. A mis tíos, Daiana García y Aldo López-Gavilán. A mi esposa, Tania Haase, que también es violinista, a mi primo, Coqui Calzadilla, que es clarinetista. A mi abuelo, que hace canciones.

La verdad que siempre he estado muy cercano a muchos estilos musicales. Y un poco mi vida como músico comenzó cuando mi tía Daiana García empezó a hacer unos talleres para niños de música. Algunos niños pequeños, entre los cuales estaba yo. Y resulta que me empezó a gustar eso. Mi tía empezó a trabajar conmigo y luego me mandó con la maestra Hortensia.

Hice las pruebas de ingreso en la escuela y tuve la suerte de ser seleccionado. Estuve estudiando con mi maestra Hortensia Upman 7 años en nivel elemental. Después con mi maestro Aldo López-Gavilán por otros 4 años en el nivel medio. Y después con la maestra Liana Fernández otros 5 años en nivel superior, del cual me gradué hace un tiempo.

Entonces sí, he estado muy apoyado desde el punto de vista emocional, musical, por la familia, por los amigos y por el entorno.

Así que ha sido siempre muy positivo esto para fomentar mis deseos por crear y por estudiar la música.

Sabemos que realizaste tus estudios en el Conservatorio «Manuel Saumell» y posteriormente en el Conservatorio «Amadeo Roldán», bajo la tutela de Aldo López-Gavilán. ¿Cómo impactó esta formación académica en tu desarrollo como pianista y compositor, y qué aprendizajes consideras fundamentales de esa etapa?

Te comentaba que sí, que he tenido, en los diferentes momentos de formación, tanto a nivel elemental, como a nivel medio, como a nivel superior en la Universidad de las Artes, he contado primero con grandísimos maestros que me han hecho crecer mucho y me han aportado muchísimo, y les agradezco infinitamente.

Yo creo que cada uno de los momentos de la enseñanza son importantes, diferentes y, por supuesto, hay que irse adaptando a cada momento e ir aprendiendo cómo llevar toda esa información a un propio lenguaje, que no siempre es sencillo.

Yo creo que es lo más complicado: no solo adquirir información y ponerla en las interpretaciones, sino ir creando un lenguaje propio, una certeza de que lo que estamos haciendo está bien, ir creando ese entorno musical alrededor de las propias ideas nuestras, tanto a la hora de interpretar, como a la hora de componer, de arreglar, de producir.

Creo que es importante tratar de crear un sello, tratar de decir las cosas de una manera propia, pero por supuesto siempre basado en la información y en buenos fundamentos.

A lo largo de tu trayectoria, has tenido la oportunidad de colaborar con destacados artistas como X Alfonso, Eduardo Sosa y Frank Fernández. ¿Qué experiencias y enseñanzas te han dejado estas colaboraciones, y cómo han influido en tu evolución musical y en la concepción de tus proyectos?

Siempre he tenido mucha suerte de haber sido apoyado por muchísimos artistas de gran renombre, como es el caso del maestro Frank Fernández, como es el caso de X Alfonso, de Eduardo Sosa y de muchísimos otros artistas que me han llenado de inspiración y de enseñanzas. Mi madre, Rochy Ameneiro, muchísimos pianistas, mi maestro Aldito López-Gavilán, con quien he tenido la suerte de compartir escenario muchísimas veces.

Yo creo que siempre que uno está en el escenario compartiendo con otra persona es un gran aprendizaje. Yo creo que todos tenemos diferentes modos de ver la música y todos pueden ser acertados, por supuesto, y creo que aprender de cada persona que está compartiendo ese momento especial que es el escenario contigo es vital para el crecimiento de una carrera exitosa, o al menos llena de creación, de deseos.

Y nada, es un placer, un sueño cumplido haber estado acompañando en el escenario a tantas personas que han brindado su arte para compartir conmigo, muchas veces materiales míos, convocados por mí. Así que solo me lleno de agradecimiento y, nada, tengo que siempre decirles gracias por tanto apoyo.

Durante tu breve, pero prolífica carrera, has lanzado varios proyectos discográficos destacados: el DVD Los días de gloria, el CD El piano latinoamericano y yo y el DVD Confluencia de pianos II. Cada uno de estos trabajos refleja diferentes facetas de tu evolución artística y tu compromiso con la música cubana. ¿Cómo ha sido tu proceso creativo en cada uno de estos proyectos, y de qué manera crees que tu formación académica y experiencia profesional han influido en su desarrollo y ejecución?

He tenido muy buena suerte y mucho apoyo para poder realizar diferentes proyectos fonográficos con diferentes ideas, conceptos, y yo creo que es una suerte para todo músico tener la oportunidad de grabar y dejar registradas todas las etapas de creación, que desde luego cada etapa es diferente a las demás, y cada año vamos cambiando cosas.

Haber tenido la oportunidad de dejar todos estos materiales registrados en las plataformas digitales, con disqueras, con sellos discográficos, pues la verdad es que para mí es un sueño hecho realidad.

En particular, Los días de gloria es un homenaje a la Nueva Trova, con la participación de artistas como X Alfonso, Eduardo Sosa y Frank Fernández. ¿Qué significó para ti rendir tributo a este movimiento musical y cómo seleccionaste a los artistas invitados?

Es un DVD, yo pienso, hecho para la familia cubana, pues estoy hablando de la familia cubana en todos los lugares del mundo. Todos los cubanos que hemos tenido la oportunidad de reunirnos en las canciones, y conversar, y pensar, y reflexionar, y buscar soluciones a través de las canciones de La Nueva Trova.

Pienso que es un álbum que está hecho para todas esas personas, con mucha esperanza y deseos de reencontrarnos ahí, en este movimiento de la canción y la intelectualidad cubana.

Por otro lado, Confluencia de pianos vol. II reúne a destacados pianistas cubanos como Aldo López-Gavilán, Cucurucho Valdés y Harold López-Nussa. ¿Cómo fue la experiencia de colaborar con estos virtuosos y qué aportaron al proyecto?

Es un homenaje al pianismo, el pianismo cubano, donde tengo la suerte de compartir con 11 de los más importantes pianistas de nuestro país, de los más diversos géneros y estilos, y la verdad que para mí es un honor.

Ya Confluencia de Pianos vol. I fue el premio Cubadisco en el año 2023, y este año 2025 también ha sido el premio Confluencia de Pianos Vol. II, así que para mí es un honor, primero haber compartido con estos pianistas, que fue un tremendo aprendizaje. Todos son ídolos de mi carrera, y ahora compartimos el piano, compartimos el escenario, y todos se brindaron y aportaron sus artes, sus obras, con una humildad tremenda, así que para mí fue un gran regalo.

Finalmente, en El piano latinoamericano y yo, interpretas obras de compositores como Ginastera y Gismonti. ¿Qué te atrajo de estas composiciones y cómo las adaptaste a tu estilo personal?

Es un CD de música latinoamericana muy diversa, de autores como Alberto Ginastera (Argentina), Egberto Gismonti (Brasil) y Aldo López-Gavilán (Cuba), en el que trato de evidenciar un poco el lenguaje que me he querido ir apropiando en la música, el lenguaje que estoy tratando de crear como propio. Creo también en defender que en la música no deben existir barreras estilísticas: todo aporta, nada es más importante que lo demás.

Entonces aquí está la música de concierto, está también mucha influencia de la música popular, hay mucha improvisación, hay mucha influencia del jazz, y hay mucha influencia de la música folclórica.

Creo que va de eso: de llevar, contar una gran historia con muy diferentes influencias, y tratando de hacerlas parte de mi lenguaje personal.

En todos estos proyectos, has contado con la participación de músicos y artistas invitados. ¿Cómo seleccionas a tus colaboradores y qué importancia tienen en la realización de tus obras?

En todos estos proyectos sí he tenido, como conversábamos, la colaboración de muchísimos artistas, y no solo artistas: la colaboración inmensa de las casas discográficas, de los equipos de trabajo, de directores, de editores, de grabadores, de mezcla, diseño, fotografía, arte.

Han sido materiales que han estado repletos de artistas, de personas, trabajadores inmensos, profesionales, geniales, que han puesto muchísimo cariño a cada uno de ellos.

Y por eso no hay nada más que decirles: gracias. Gracias a todas las personas que han sido parte.

Yo pienso que siempre la selección, desde mi opinión personal, siempre viene por la admiración. Siempre cuando he estado seleccionando a las personas para ofrecerles ser parte, creo que siempre es porque les admiro y porque creo que aportan muchísimo a cada material, y porque creo que puedo aprender de ellos en el proceso, de cara a otros proyectos futuros.

Así que creo que por ahí viene el criterio de selección.

Estos trabajos discográficos no solo muestran tu virtuosismo como pianista, sino también tu capacidad para reunir a artistas de diferentes generaciones y estilos. ¿Cuál consideras que es el mensaje principal que deseas transmitir a través de estas colaboraciones?

Pienso que el mensaje a transmitir a través de estas colaboraciones es que el arte es algo de conjunto. Incluso cuando somos intérpretes, solistas, estamos tocando solos, siempre hay un equipo detrás que está haciendo mucho: de organización, de enseñanza, de colaboración en los más diferentes, más diversos sentidos.

Entonces yo creo que el mensaje es ese: esta es una carrera de mucha hermandad, y creo que eso es muy importante. Aprender unos de los otros, de las diferentes generaciones, de las mismas generaciones, es algo que debe ser parte imprescindible de la carrera de cualquier músico.

En la reciente edición de los Premios Cubadisco, fuiste el artista más nominado, con ocho candidaturas en tres de tus producciones: Los días de gloria, Confluencia de pianos II y El piano latinoamericano y yo. Además, recibiste el Premio al Productor Musical Novel. ¿Qué significado tienen para ti estos reconocimientos en tu carrera y cómo impactan en tu visión sobre la música cubana contemporánea?

Sí, en el Cubadisco fui el artista más nominado este año y, bueno, también obtuve dos premios, entre ellos el Productor Nobel. La verdad que para mí es un honor, un orgullo.

Creo que los premios —primero que todo—, lo primero que a mí me enorgullece de estos premios es que hay mucho trabajo colectivo. Es un premio que no lo quiero ver hacia mí, es un premio que lo estoy viendo siempre como parte de un proceso en que participaron muchísimas personas, y muy profesionalmente.

Y luego, me parecen muy buenos para ofrecer visibilidad a los proyectos que uno está desarrollando. Y, por supuesto, también son una alegría y una inspiración para seguir avanzando en esta carrera, que, por suerte, mientras tengamos sueños y metas a alcanzar, nunca va a finalizar.

Mirando hacia el futuro, ¿qué nuevos proyectos o colaboraciones te entusiasman más?

Bueno, mirando al futuro, ya tenemos varios proyectos fonográficos en producción, ya funcionando. También estoy haciendo una banda sonora para una película de Omar Alí; estoy siendo yo el compositor.

Hay varios álbumes de Espirales. Justo acaba de salir el álbum En Busca de Un Espacio, y vienen un DVD y un segundo álbum/CD en camino.

Hay dos DVD en los que he tenido la suerte de ser productor musical, arreglista y director musical de la plataforma Corazón Feliz, homenaje a Silvio Rodríguez y Teresita Fernández.

Son muchos proyectos que me mantienen bien ocupado, pero bien feliz, porque son proyectos que me apasionan y por los que siento una admiración desde el concepto hasta las colaboraciones con los demás músicos.

Y bueno, en un futuro cercano, sabe Dios qué cosas nuevas pueden salir, pero estoy muy abierto a explorar nuevos caminos y a intentar seguir participando y colaborando con esos músicos que admiro y de los que quiero seguir aprendiendo.

Tras haber explorado la rica tradición de la música cubana, la Nueva Trova y el repertorio latinoamericano, ¿qué nuevos géneros o territorios sonoros te gustaría explorar a continuación?

Yo siempre pienso que la música no está dividida en estilos o en géneros. Yo pienso que la música contemporánea es una gran mezcla de influencias, y ese es mi concepto también a nivel musical.

He tenido la suerte de haber explorado la música de concierto, haber grabado incluso música de concierto, música tradicional cubana, timba, jazz, música de cámara, música folclórica.

La verdad es que yo he estado muy inmerso en muchísimas: Nueva Trova, canción infantil, en muchísimos géneros, en muchísimos estilos que para mí han sido enseñanza y parte vital cada uno de ellos.

Así que estoy abierto a explorar todo tipo de músicas y muy deseoso de aprender de cada uno de ellos.

Como artista que ya has unido generaciones y estilos en tus producciones, ¿qué consejo darías a los jóvenes músicos cubanos que buscan mantener viva y a la vez renovar nuestra tradición musical?

Mi consejo siempre es ese: trazarnos metas y soñar siempre con nuevos proyectos, con aprender, nunca dejar de aprender y de ver con humildad la música, la carrera.

Porque al final creo que es un mundo tan amplio, tan rico, el de la música, que nunca debemos dejar de aprender y de vernos como eso, como aprendices.

Y, bueno, tratar también de enseñar un poco lo que hemos aprendido en todo el camino y lo que consideramos más valioso.

¿Cómo imaginas tu legado dentro de la escena pianística y compositiva cubana dentro de diez o veinte años?

Dentro de 10 o 20 años, la verdad que no sé. Ojalá que estos álbumes de hoy y los que vendrán dentro de unos años, y el trabajo compositivo mío, resulten de ayuda.

Sobre todo, me gustaría mucho pensar que de alguna manera voy a estar ayudando a las nuevas generaciones y a preservar también una identidad que tiene la música cubana, obviamente creada.

También ayudar a cambiar el lenguaje que conocemos como música popular y unirlo con la música contemporánea, unir la música de concierto con la música tradicional, ¿por qué no?

Yo creo que todas esas cosas para mí son sueños y ojalá que en un futuro puedan apoyar a todas las nuevas generaciones y también sean del disfrute de las audiencias de diferentes momentos.

//sls

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