
Por Mariley García Quintana
A 340 metros sobre el nivel del mar, en pleno Escambray villaclareño, la estación Agroforestal Jibacoa constituye el vivo ejemplo de que ciencia y tradición pueden imbricarse para sacarle el mejor provecho a la tierra.
Allí, en el lomerío perteneciente al municipio de Manicaragua, un grupo de especialistas, productores y científicos enfrentan carencias económicas, obstáculos financieros y las inclemencias del cambio climático, para fortalecer la cosecha cafetalera en la región central del país y también en toda la isla, a partir del desarrollo de una agricultura sostenible.
Dueña del mayor banco de germoplasmas de Cuba, la Estación manicaragüense ofrece no solo servicios de asesoramiento y posturas de primera calidad a campesinos de los más de 1500 km que componen la cordillera montañosa que abarca además las provincias de Cienfuegos y Sancti Spíritus, sino también a 348 productores del grano en los llanos de todo el territorio nacional.
“Las semillas proporcionadas, que aquí desarrollamos, obedecen a la política varietal de las montañas cubanas, puesto que en todos los lugares no se comporta de igual manera la naturaleza; el régimen pluvial en algunos sitios es superior a otros donde el clima puede ser más o menos húmedo”, refiere el director de la entidad Ciro Sánchez.
La Empresa Agroforestal cuenta con un programa de desarrollo establecido desde el 2011 de conjunto con el Polo Científico Productivo, el cual fue reajustado cinco años después ante la pérdida de plantaciones afectadas por los ciclones.
Pero ante las adversidades de la naturaleza, su colectivo no se detiene y continúa su labor en la conservación y manejo de recursos fitogenéticos que han permitido resultados tangibles como el primer híbrido de cafeto arábico conseguido por especialistas cubanos, resulta uno de sus aportes más significativos para la recuperación del café, sobre todo en las montañas, así con un mayor rendimiento y resistencia por hectárea cultivable.
A este logro se suman además la producción de semillas certificadas, la tecnología para promover la fertilización a partir de productos orgánicos, la multiplicación de especies a partir de técnicas biotecnológicas, así como la mejora de los suelos y los sistemas de riego.
Igualmente en el plano científico se aplican tecnologías en el café de injerto, en la producción in vitro, de conjunto con el Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas y, en ese sentido, hay muy buenas experiencias en torno al sistema de podas.
En estrecho vínculo con la universidad más multidisciplinaria del país, la Estación Agroforestal de Jibacoa, aboga, ante todo, por sustituir importaciones y potenciar el desarrollo local, con el objetivo de siempre sumar resultados positivos a la economía nacional, a partir del cultivo del grano que también identifica a nuestro país más allá de fronteras.
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