
Por César Gómez Chacón
“Huele a azufre”, el 20 de septiembre de 2006, en la Asamblea General de la ONU en Nueva York, el presidente Hugo Chávez sembró su frase para la historia. Al pararse en el podio donde pocas horas antes había intervenido George Bush Jr., Chávez comparó irónicamente (y con razón) al mandatario estadounidense con el diablo.
Casi veinte años más tarde, el señor Mikel Hammer, encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Cuba, anda repartiendo azufre por todo el archipiélago caribeño. Desde su llegada a La Habana, en noviembre de 2024, se ha dedicado a hacer de todo menos lo que le correspondería como máximo representante diplomático en el país donde fue designado.
No es el primero que lo intenta, pero, como decimos aquí: el tipo se pasó. Este enviado del diablo de turno, un tal Donald Trump, no hace más que confirmar los objetivos actuales de la política yanqui en relación a Cuba.
Sus paseos a lo largo y ancho de la isla incluyeron reuniones con lo que más “brilla” de la fauna pro yanqui y contrarrevolucionaria, que –a contra pelo con lo que ellos mismos “denuncian”– tuvieron la libertad de acudir libremente al llamado del amo que les da de comer.
La lista de los agraciados para recibir las magras limosnas del imperio, y la consabida cuota de azufre, es pequeña y nada representativa, pero alimenta el espíritu de odio y venganza de las mafias miamenses y de los magnates anticomunistas made in USA, para quienes todo lo que apunte a política anticubana es bienvenido y bien pagado… por allá.
Y también tuvo su prensa el enviado del diablo. Las mentirosas y desafiantes declaraciones del señor “martillo” (hammer en inglés) recorrieron rápidamente las redes y los canales que cada día siembran en sus lectores, televidentes y radioyentes la correspondiente cuota del químico que destilan Donald Satanás y sus secuaces, en primer lugar el célebre Narco Rubio, impúber Secretario de Estado yanqui y por ende jefe directo de Miguelito martillo.
Hasta aquí las clases.
Lo que se merece…
La respuesta de Cuba puede ser resumida con varios párrafos extraídos de la Declaración oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores, que expresa su enérgica protesta por la conducta del Encargado de Negocios yanqui:
“Hammer ha incitado a ciudadanos cubanos a cometer actos ilegales y a actuar contra el orden constitucional del país, lo que constituye una violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas. El MINREX enfatiza que la inmunidad diplomática no puede ser utilizada como cobertura para actividades que atenten contra la soberanía y el orden interno de Cuba.
“El gobierno cubano ha convocado en varias ocasiones al Encargado de Negocios estadounidense para expresar su rechazo a estas acciones y ha reiterado su determinación de no tolerar ninguna forma de injerencia en sus asuntos internos. El MINREX ha instado al gobierno de Estados Unidos a respetar la soberanía cubana y a cesar sus acciones subversivas e injerencistas”.
Por su parte, Johana Tablada, subdirectora de la Dirección General de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX), en declaraciones ofrecidas a la prensa denunció con pelos y señales, y la firmeza que caracteriza a la política exterior cubana, la actitud injerencista y agresiva del gobierno de Estados Unidos hacia la isla.
“Nadie debe confundir la paciencia que ha tenido Cuba frente a este tipo de acto con debilidad –señaló- Las relaciones bilaterales entre Estados Unidos están en un punto de deterioro muy elevado y eso es peligroso para cualquier país, especialmente para Cuba, que (…) el gobierno de EE.UU trata de presentar como la amenaza, que no es. Una narrativa, que no solo puede ser utilizada para validar todo tipo de presiones políticas y económicas contra la isla, sino que además puede ser utilizada como justificación a una agresión militar directa.”
La funcionaria martilló con fuerza al expresar que no obstante la actitud del señor Hammer y sus jefes, “Cuba continúa reafirmando su llamado a un diálogo respetuoso y constructivo, basado en el respeto mutuo y la no injerencia en los asuntos internos, como única vía para mejorar las relaciones bilaterales y garantizar la estabilidad en la región.”
No es un secreto. En el fondo la actitud del señor Martillo y del Diablo yanqui y su Narco Secretario de Estado, de regar azufre por todos lados, sólo pretenden la ruptura definitiva de las casi inexistentes relaciones diplomáticas con Cuba. Pero desde aquí, con paciencia, estoicismo y sabiduría, no se les regala aún esa oportunidad. Por ahora…
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