
Creado por la trovadora Heidi Igualada, del 10 al 14 de septiembre tendrá lugar la 8.ª edición del encuentro, que reunirá a artistas nacionales e internacionales para celebrar la trova femenina y fomentar el intercambio cultural.
Por Alejandro Pérez Zerquera
Heidi, ¿cómo nació la idea de crear el Encuentro de Cantoras “Ella y Yo”?
En principio se pretendía realizar un concierto solo de mujeres, pues en cada festival nacional de trova u otros espacios donde coincidíamos varias cantoras surgía la inquietud de hacer algo solo entre nosotras. Ese sueño estaba ahí, latente. La idea fue madurando hasta que, con la ayuda y el estímulo de colegas, me animé a presentar la propuesta de realizar uno o dos conciertos en el Centro Nacional de Música Popular, que es nuestra empresa artística. A los programadores les gustó y empezaron las sugerencias, el entusiasmo y las colaboraciones. Todo creció como una bola de nieve, surgiendo poco a poco el Festival. Pero jamás pensé en organizar un festival, y mucho menos en ser la presidenta.
El evento ya cuenta con varias ediciones. ¿Qué balance haces hasta hoy?
Creo que hemos crecido en número de participantes y también en comunicación, porque el festival ya se conoce en varios países —principalmente de Latinoamérica— y este año, por primera vez, habrá cantoras españolas. Musicalmente también se avanza, pues el intercambio y la retroalimentación en las diversas formas de hacer canción resultan enriquecedores para cualquier autor o intérprete. Queremos llegar a más cantoras, sobre todo a las más jóvenes, porque en Cuba este tipo de canción comprometida está un poco relegada frente a lo que promueve el mercado. Eso provoca que muchas jóvenes se sientan desestimuladas para lanzarse al ruedo, corriendo el riesgo de ser ignoradas. Justo por eso debemos dar la batalla.
Más allá de los conciertos, el programa incluye peñas, encuentros teóricos y actividades infantiles. ¿Por qué esta diversidad y qué significado tiene para ti?
Los conciertos son un espacio más solemne, lindo y necesario para el desempeño escénico de cualquier artista. El teatro tiene sus códigos y sus guiños, pero las peñas son otra cosa: más informales y cálidas, donde se puede intercambiar mejor con el público y entre nosotras mismas. Es una manera de conocernos mirándonos a los ojos, sin la tensión que provoca el teatro.
En los encuentros teóricos se abordan muchos temas: desde la problemática de la mujer para lograr un espacio en un medio mayoritariamente masculino, hasta la canción afro paraguaya, los proyectos musicales para niños y jóvenes con autismo, o, como en este año, la proyección del documental Soberana del tiempo, sobre la vida y obra de nuestra gran compositora Marta Valdés, recientemente fallecida, realizado por Juan Carlos Travieso y Raúl Nogués.
En cuanto a la actividad para las infancias, pretendemos llevar esta estética a las nuevas generaciones, para que visibilicen que existe otra música más allá del reguetón o el reparto, y así dejar sembrada la semilla de las muchas maneras de hacer música y letra. Lo veo como algo importantísimo.
¿Qué diferencia a “Ella y Yo” de otros festivales de trova en Cuba y Latinoamérica?
No creo que haya mucha diferencia, aunque tampoco somos un clon de ningún festival. Pienso que cada evento tiene su razón de ser y sus dinámicas, y eso es lo bonito: que cada cual tenga su manera de puesta en escena según sus inquietudes, objetivos y recursos. Aunque, por la estética que defendemos, siempre hay un hilo conductor que nos hermana.
En la última edición participaron artistas de varios países. ¿Cómo valoras esa dimensión internacional y el intercambio cultural que genera?
Es magnífico lo que está sucediendo con “Ella y Yo”; ya va adquiriendo prestigio internacional, y eso es muy bueno.
Como cantora y organizadora, ¿cómo influye este evento en tu obra personal y en tu forma de componer?
Inconscientemente creo que hay aportes interesantes en mi obra por todo lo que te he mencionado, pero yo nunca me programo. No suelo cantar en “Ella y Yo”, porque estoy más bien en la producción del evento. Lo que sí puedo decir es que siempre que termina el festival, hago muchas canciones.
¿Cómo percibes la recepción del público en cada edición y qué te ha sorprendido más?
El público ha crecido y ya espera cada edición. Cada año tenemos más gente en los espacios. Me sorprende ver desde jóvenes muy jóvenes hasta personas mayores. Es hermoso comprobar cómo las canciones funcionan igual para cualquier edad. Eso demuestra que no es por moda que asisten, sino por un arte que trasciende de generación en generación. Siempre he dicho que en Cuba la trova es ADN.
¿Qué retos enfrenta “Ella y Yo” para consolidarse como espacio de referencia?
La situación económica por la que atraviesa Cuba afecta toda la logística. Es un festival con un presupuesto ínfimo que hacemos a puro corazón, en medio de muchas dificultades. Pero el sueño es prevalecer y seguir adelante a pesar de los obstáculos, hasta lograr un día más recursos y menos cansancio para sostener “Ella y Yo”.
¿Qué sueñas para futuras ediciones y cuál sería tu meta como promotora cultural?
En principio yo no soy promotora cultural. Soy una artista que ni sé bien por qué me he enrolado en este carrusel, trampas del destino tal vez. Pero sí tengo un gran sentido de pertenencia con el festival. Y sobre lo que sueño para el futuro, creo que ya te lo respondí en la pregunta anterior,
Si tuvieras que definir el espíritu de “Ella y Yo” y tu música en tres palabras, ¿cuáles serían?
Mujer, canción y vida.
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