
Por: María Fernanda Terry Pérez
A finales del siglo XIX y principios del XX, nació un movimiento cultural que marcó un hito en la historia del arte. El modernismo, también conocido como Art Noveau, modern style y jugendstil en otros idiomas, surgió como una respuesta a los cambios sociales, políticos y tecnológicos de la época.
Caracterizado por la búsqueda de nuevas formas de expresión y una profunda renovación estética, este movimiento se enfocaba en la sublimación de la realidad y la separación de la burguesía mediante un arte refinado y estetizante.
Según los historiadores, el modernismo se diferencia en cuanto a etapas de desarrollo y maneras en que el artista ve al mundo: etapa preciosista y etapa mundonovista. En el primer caso predominaban los temas exóticos y símbolos de la antigüedad y en el segundo se le otorgaba mayor valor a las raíces hispánicas de América y a los temas sociales y políticos de la época.
En el ámbito literario, el modernismo se manifestó a través de poetas y escritores que aportaron un cambio definitivo en el manejo expresivo del idioma. Autores como el nicaragüense Rubén Darío pusieron en alto este movimiento desde diferentes géneros literarios que rompieron con la rigidez del verso tradicional.
Uno de los primeros cubanos en reconocer la virtud de esta forma artística más allá de la poesía, como se tenía pensado, fue Julián del Casal, quien exploró estas posibilidades literarias en el relato y la crónica.
Así también lo demostró el Apóstol José Martí, el primero en hacerlo en el periodismo desde los Estados Unidos con obras como Escenas norteamericanas, y también en su poemario Ismaelillo y su novela Amistad funesta. La estética de sus textos se basó principalmente en la creencia de un arte bienhechor.
El modernismo hispanoamericano estableció nuevos códigos tanto en la prosa como en el verso, pero no solo se limitó a la literatura. En lo que a artes visuales se refiere, constituyó un momento de madurez artística, principalmente en la arquitectura y la decoración, que dio lugar a una nueva estética basada en la inspiración de la naturaleza y en la incorporación, a un tiempo, de novedades industriales.
En el caso cubano, artistas como Juan José Sicre, Florencio Gelabert, Rita Longa, Ernesto Navarro, Roberto Estopiñán, Victor Manuel, Carlos Enríquez, Marcelo Pogolotti, entre otros, experimentaron con nuevas técnicas y estilos que reflejaron una búsqueda de la autenticidad, así como una reacción contra el academicismo europeo que había dominado el arte hasta entonces.
Uno de los aspectos más destacados del modernismo es su conexión con el contexto histórico de su tiempo. Sin embargo, algunos críticos lo consideraron elitista y desconectado de las realidades sociales de la época.
A pesar de las críticas, el modernismo, principalmente en América, fue un movimiento cultural diverso que aprovechó las posibilidades del idioma y las innovaciones tecnológicas para poner en evidencia los conflictos propios del contexto en que se encontraban.
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