
Generada por IA: Una representación artística y abstracta la sociedad patriarcal cubana
Por: Valia Marquínez Sam
Julio González Pagés, experto en estudios de masculinidades, analiza cómo los patrones del «macho alfa» siguen permeando la sociedad cubana, pese a avances legales y campañas educativas. En entrevista exclusiva, destaca la necesidad de involucrar a los hombres en la equidad de género, no como una pérdida de privilegios, sino como una liberación. Además, reflexiona sobre los desafíos para llegar al «hombre común» y la urgencia de repensar las masculinidades en un país envejecido donde los hombres mueren antes por no cuidarse.
En un contexto donde las luchas feministas han ganado espacio en el debate público, la figura del «macho alfa» sigue siendo un fenómeno persistente en la sociedad cubana. ¿Cómo se manifiesta este arquetipo en la Cuba actual? ¿Qué resistencias encuentra el cambio hacia masculinidades más igualitarias? Julio González Pagés, pionero en los estudios de género y masculinidades en la isla, analiza estas cuestiones con una mirada crítica y propositiva.
«La sociedad cubana está llena de machos alfa, como esos de las series de Netflix». Aunque las leyes protegen a las mujeres, advierte que «la igualdad ante la ley no es la igualdad ante la vida».
El experto también explica que este fenómeno tiene manifestaciones concretas: «Cuando le dices a un hombre que debe asumir más tareas domésticas, muchos lo ven como una pérdida de estatus. Hay quienes argumentan: “¿Por qué debo hacerlo si soy el que gana más?” pero cuando la mujer es la principal proveedora, la reacción suele ser violenta. El macho alfa no tolera que le cuestionen su lugar de privilegio. Es un modelo que se reconvierte, pero sigue teniendo salud».
“Por cada campaña educativa que hacemos, surgen nuevas formas de resistencia. Es como intentar atravesar un iceberg: lo que vemos es solo una pequeña parte del problema».
El investigador insiste en que el cambio requiere más que normas: «Necesitamos transformar la cultura, las prácticas cotidianas, las relaciones de poder. Las leyes son necesarias, pero no suficientes».

Los hombres como aliados: ¿Por qué deberían sumarse al cambio?
El modelo tradicional de masculinidad nos impone cargas insostenibles: ser siempre el proveedor, el fuerte, el que no muestra emociones. Liberarnos de esos mandatos nos hace más felices y saludables».
El experto comparte su experiencia personal: «Soy hombre y he experimentado esta liberación. Cuando comprendes que no tienes que ser un ‘superhombre’, la vida se vuelve menos estresante. Puedes compartir responsabilidades, expresar tus sentimientos, construir relaciones más auténticas».
Con un hijo varón, González Pagés admite que educar en igualdad es un reto. «Las universidades deben generar más conocimiento, pero también hay que llegar a los barrios y a los medios de comunicación». Critica la percepción de que «hay demasiado enfoque en género», cuando en realidad es menos del 1% de los contenidos. «El miedo al cambio es lo que predomina».
Masculinidades en la Cuba de hoy – Agenda Cuba (youtube.com)
Masculinidades en Cuba: Avances y deudas
Desde su trabajo académico y activismo, ha incidido en políticas como el Código de las Familias. «En los 90, hablar de masculinidades era escandaloso; hoy está en la ley. Pero el cambio es lento: no es una vacuna masiva, sino gota a gota». Reconoce, sin embargo, que aún faltan hombres en estos debates: «Muchas veces son las mujeres quienes nos apoyan».
Uno de los principales frenos, asegura, es el temor a ser asociado con la comunidad LGBTIQ+: «Muchos hombres creen que cuestionar el machismo los hará ‘menos hombres’. Hay que aclarar que las masculinidades igualitarias no tienen que ver con la orientación sexual, sino con relaciones más justas y saludables».
Otro obstáculo es la falta de espacios para el diálogo: «Los hombres necesitamos lugares donde podamos hablar de nuestras dudas, miedos y expectativas sin ser juzgados. Pero estos espacios son aún muy escasos».
youtube.com/watch?v=LFTkmhOIL7E
El costo del machismo: salud, relaciones y esperanza de vida
En un país envejecido como Cuba, alerta sobre la baja esperanza de vida masculina y las consecuencias del modelo tradicional: «Los hombres cubanos mueren antes que las mujeres, en parte porque no nos cuidamos. El machismo nos enseña a ignorar el dolor, a no ir al médico, a asumir conductas de riesgo. Los hombres después que se retiran tienen una agenda muy poco atractiva”
También afecta las relaciones personales: «Muchos hombres llegan a la vejez solos, porque no supieron construir vínculos afectivos profundos. El precio del machismo es alto, pero pocos lo cuestionan».

Sin miedo al cambio
«El cambio es posible, pero requiere coraje y constancia», concluye González Pagés. «A los hombres cubanos les digo: no tengan miedo. Un cambio en las masculinidades es un cambio en nuestra proyección hacia la vida y es positivo».

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