
Por Noraleydis Becerril
A través del prisma de la historia, algunas figuras trascienden su tiempo y se convierten en símbolos eternos. El Comandante Ernesto “Che” Guevara de la Serna es una de ellas. Su vida, breve pero intensa, fue capturada en una serie de fotografías que han pasado de ser meros registros documentales a convertirse en iconos universales, sintetizando no solo la épica de la Revolución Cubana, sino también los más profundos sentimientos de lucha, sacrificio y esperanza.
Más allá del carácter imponente y la férrea voluntad que lo caracterizaban, estas imágenes lograron humanizar al guerrillero heroico, revelando la compleja gama de emociones que definieron su existencia. Son ventanas a un alma revolucionaria.
La voz académica: un análisis desde la Universidad de La Habana
Para profundizar en la trascendencia de este legado visual, Cubavisión Internacional conversó con el Dr.C. Ramón Cabrales Rosabal, profesor titular de la Universidad de La Habana en la Facultad de Comunicación y presidente de la Cátedra de Fotografía “Osvaldo Salas” del Instituto Internacional de Periodismo “José Martí”. Un estudioso apasionado de la imagen del Che.
El Che es una personalidad que ha estado siempre muy unido al mundo de la fotografía, porque según cuentan sus biógrafos y las personas que lo conocieron, desde muy joven le gustaba mucho la fotografía. En ese famoso viaje que el hizo desde Argentina por toda América Latina, fotografió con su camarita de la época. Me gustó mucho la serie de fotografías cuando estuvo en el hospital de enfermos leprosos en el Amazonas, hizo muchas fotos de todo aquello. Y sobre todo, después ya estando en México, incluso vivió de la fotografía porque trabajó, como decimos nosotros, siendo fotógrafo de cajón en la calle para poder subsistir allí…Siempre le gustó la fotografía, a pesar de que estudió medicina. Ya después, cuando se convierte en una personalidad, obviamente es un objetivo de los grandes fotógrafos de Cuba y de muchas partes del mundo.
Las fotografías del Che constituyen un fenómeno sociocultural único. No se trata solo de la calidad artística de Korda o Burri, que la hay, sino de su capacidad para sintetizar un proyecto político y humano en un instante. Hay fotografías del Che en la Sierra tomadas por Enrique Meneses, un fotógrafo español que estuvo aquí de casualidad en el año 1959. Le hace fotos en los campamentos, compartiendo con sus compañeros, con Camilo, con Fidel… Ya después, en el trayecto hacia Occidente, otros fotógrafos se acercaron a su vida, sobre todo Perfecto Romero. Es un fotógrafo que capturó el escenario de la batalla de Santa Clara. Pero en esta etapa se representaba al Che como soldado y comandante.
Después del triunfo de la Revolución, eso cambió… Ya las personas se empiezan a acercar al Che como ser humano. A lo que yo llamo retratos psicológicos de los personajes. Porque a veces se confunde, y los mismos periodistas también lo confunden. Piensan que la fotografía o el retrato fotográfico para la prensa es la persona ahí estática, posando y ya, para mí eso es un retrato de carnet. El periodista, el fotoperiodista tiene que sacar el interior de ese ser humano, la personalidad, algo del temperamento, algo que me diga quién es ese ser humano. Eso es un verdadero retrato. Y yo se lo digo siempre a mis alumnos de periodismo de la universidad.
Osvaldo Salas y su hijo Roberto, que tenían un estudio maravilloso en Nueva York y dejaron todo aquello para venir acá, fueron de los primeros en llegar a Cuba después del triunfo de la Revolución. Estuvieron muy cerca de todos los dirigentes de ese momento, porque incluso Roberto llegó a trabajar en la prensa del primer Palacio Presidencial. Hay unas fotos de Osvaldo Sala increíbles, el che fumando y el humo.
El hombre detrás del símbolo: fotografías que revelan el alma
La iconografía del Che es mucho más rica y matizada. Las instantáneas tomadas durante la campaña en la Sierra Maestra por el lente de René Burri o otros fotógrafos, nos muestran a un hombre de carne y hueso. Vemos al Che médico, atendiendo a un campesino o a un compañero herido, con una concentración que delata su vocación de servicio. Observamos al Che estratega, estudiando mapas con una frente fruncida, mostrando el peso de la responsabilidad. Y encontramos al Che sonriente, compartiendo un momento de camaradería con Fidel y Raúl, con una risa franca que desmiente la imagen de severidad inamovible.
Por ejemplo, hay fotografías del Che en la Sierra tomadas por Enrique Meneses, un fotógrafo español que estuvo aquí de casualidad en el año 1959. Le hace fotos en los campamentos, compartiendo con sus compañeros, con Camilo, con Fidel… Ya después, en el trayecto hacia Occidente, otros fotógrafos se acercaron a la vida del Che, sobre todo Perfecto Romero. Es un fotógrafo que capturó el escenario de la batalla de Santa Clara. Pero en esta etapa se representaba al Che como soldado y comandante.
Después del triunfo de la Revolución, eso cambió… Ya las personas se empiezan a acercar al Che como ser humano. A lo que yo llamo retratos psicológicos de los personajes. Porque a veces se confunde, y los mismos periodistas también lo confunden, piensan que la fotografía o el retrato fotográfico para la prensa es la persona ahí estática, posando y ya, para mí eso es un retrato de carnet. El periodista, el fotoperiodista tiene que sacar el interior de ese ser humano, la personalidad, algo del temperamento, algo que me diga quién es ese ser humano. Eso es un verdadero retrato. Y yo se lo digo siempre a mis alumnos de periodismo de la Universidad.
A esas fotografías de los años 60 y 70, se les llama fotografías épicas, porque recogen mucho las imágenes del Che en los trabajos voluntarios, en los discursos, en la ONU. Hay un fotógrafo, gran amigo nuestro, y por eso tengo muchas anécdotas de él, Liborio Noval. Él me confesaba que ya al final no quería ir a hacer fotografías a Ernesto, sobre todo cuando lo mandaban a hacer trabajos voluntarios. El Che le decía: ¡No, no, no, deja las fotos para después, ahora te pones a hacer trabajo voluntario conmigo y después veremos si hacemos fotos o no! Entonces a Liborio no le gustaba mucho eso. Pero fueron muy grandes amigos e incluso estando en la Plaza de la Revolución, por la televisión se veía como Ernesto le quitaba la cámara a Liborio y se ponía a hacer fotos de lo que estaba ocurriendo.
El impacto en la historia de la Revolución Cubana
Yo sí pienso que la imagen del Che es un ícono…muy querido por los revolucionarios, muy odiado por otro tipo de políticos. Pero realmente siempre es interesante verlo, conozco personas que no son revolucionarias o que no tienen ideologías revolucionarias y vienen a buscar sus imágenes. ¿Por qué? Porque es un ícono de la política y de la cultura que hemos estado viviendo en estos últimos años.
Hay momentos también muy tristes que reflejan su vida. Cuando explota el vapor La Coubre, en 1960, los fotógrafos Venancio Díaz y José Agrás, capturan el momento cuando él llega ahí al lugar de los hechos y después de ese mismo momento es la foto famosa de Alberto Díaz Gutiérrez (Korda), que es una anécdota muy interesante. Realmente el Che no se veía en la tribuna como tal, él estaba en la parte de atrás. Era principio de marzo, había frío todavía y él tenía asma, no se sentía bien. Korda, que estaba a unos 50 metros de la tribuna, empieza a panear la tribuna y el Che se le metió en el objetivo. Él tenía un lente de 90 muy bueno, y le da tiempo a disparar dos veces. Tal es así que la foto primera es apaisada y después cuando ya el Che muere, que viene un italiano a buscar fotos de su figura, es que esta se recorta. Entonces sale esa foto vertical que tenemos hoy en día tan icónica.
Arnaldo Sánchez, hizo fotos muy interesantes, del dirigente hablando, del dirigente exponiendo sus ideas. Ahí en la plaza cuando se hacían aquellas grandes manifestaciones, los dirigentes iban con su familia y el Che iba con sus hijos y claro, eran fotos que no se publicaban, pero los fotógrafos las tomaban.Pienso que estos eran intentos de buscar su personalidad.
César Lucas hace una foto en el año 1959, en el primer viaje que hace Ernesto a Europa, caminando por las calles de Madrid. Yo tengo la suerte de tener una foto original que un amigo me la regaló de ese momento. Y aparece él precisamente frente a la Universidad de Madrid, vestido de militar.
Otro importante fotógrafo, Elliot Erwitt, uno de los grandes fotógrafos de Hollywood, de los grandes políticos del mundo, estuvo en Cuba también para hacer una entrevista. Son fotos muy poco conocidas de Elliot Erwitt, muchas de ellas las están ahora digitalizando y las están coloreando. Yo no sé qué pasó en una entrevista, pero parece que fue muy coloquial y el Che es una de las pocas entrevistas donde se pasa casi todo el tiempo sonriendo e incluso riéndose a carcajadas, que no es normal en su personalidad. Porque era un hombre, como todo el mundo conoce, de un carácter muy fuerte, de muy pocos amigos, de pocas palabras fuera de lo que era la oratoria revolucionaria y, como digo yo, argentino al fin. Eso es muy típico de los argentinos. Eso es lo que te puedo decir más o menos de los grandes fotógrafos que han fotografiado al Che como tal.
El Guerrillero Heroico: mirada y emociones
A mí su personalidad. Esa mirada del Che, esas poses del Che. Me gustan mucho las fotos que le hizo René Burri. Plasmó su mirada, lo que ocurría al momento, esas poses cuando él se inclina hacia atrás, a mí me encantan esas fotos. Yo admiro mucho las fotos de Burri y las de Elio Erwitt también. Porque muestran a un Che más ser humano, incluso más cercano a nuestra idiosincrasia de cubano.
La foto de Korda es muy bella, pero es una foto que trae melancolía. Esa mirada triste, porque está en un velorio, no se siente bien, y por lo tanto eso es lo que transmite. Transmite un momento, pero no transmite el personaje completo, la personalidad del Che como tal. Pero sí, las fotos del Che, a mí me encantan y las colecciono con amor.
Estas fotografías, como bien señala el profesor, no son solo retratos personales; son documentos fundacionales de la épica revolucionaria. Desempeñaron un papel crucial en la construcción del imaginario colectivo de la Cuba naciente. Mostraron al mundo que la Revolución no era encabezada por burócratas lejanos, sino por hombres jóvenes, valientes y comprometidos que compartían las penurias y las victorias con el pueblo.
La imagen del Che se fusionó con la de la propia Revolución: joven, audaz, internacionalista y profundamente humana. Su rostro se convirtió en un recordatorio constante de los ideales por los que se luchó: la justicia social, la dignidad y el antiimperialismo.
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