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Cuba en Asunción 2025: La nueva generación está lista para grandes escenarios

Por: Boris Luis Leiva Padrón 

Los Juegos Panamericanos Junior de Asunción 2025 concentraron la alegría del continente. Jóvenes de toda América se reunieron allí para escribir su propia historia. La delegación cubana se presentó con 216 atletas, todos con la misión de demostrar que el relevo generacional está listo.

Los primeros compases de la cita nos condujeron al remo, donde Cuba abrió su medallero: el bote de ocho con timonel consiguió un sólido bronce. Una medalla que valía más que un tercer lugar: era el impulso emocional que necesitaba la delegación para arrancar.

En la propia bahía de Asunción, el bote de Cuatro pares de remos cortos sin timonel se agenciaba un oro desde la resiliencia del propio equipo, que parecía marcharse sin la gloria añorada. 

Con el mismo ímpetu, Dayanara Curbelo transitó cómoda la división de más de 78 kilogramos en el judo femenino. Su dominio en la Final sobre la chilena Karla Casas registró el primer oro de Cuba en el evento. Naysdel Cardoso llegó hasta la plata en los 90 kg, y Lisrialis González sumó un bronce en 78 kg, que antecedieron la plata por equipos tras ceder ante el favorito Brasil. 

Con el calendario avanzado, el atletismo cubano comenzó a dejar su huella. La pista volvió a ser un territorio familiar: fondo y pruebas combinadas regalaban podios, con dominio marcado de Aniel Molina en el Salto de Longitud y Josmi Sánchez en el Decatlón, ambos capaces de vencer la adversidad generada por el clima, mientras Jocelyn Echazábal batió su marca personal y conquistó los 100 metros con vallas.

Pero si hubo una disciplina que marcó a Cuba en estos Juegos fue el canotaje. La gran figura: Yisnoly Franchesca López, protagonista de una actuación memorable: tres oros —en C1 200 metros, C2 500 metros y C2 mixto— y un bronce en el C1 500. 

El taekwondo y los clavados aportaron más oros al balance cubano, reforzando el carácter multidisciplinario de la delegación. Daikel Goicochea rompió todos los pronósticos, con una estrategia óptima basada en su velocidad.

Frank Abel Rosales (CUB) en el trampolín desde 3 metros en el Centro Acuático Olímpico del Comité Olímpico. Fotos: Mónica RF

 

 

 

 

 

 

A su vez, Frank Abel Rosales fue consecuente con su rendimiento en el trampolín de 1 metro, complementado desde la plataforma por Carlos Daniel Ramos, quienes evidenciaron el talento del Clavado en momentos clave. 

Por otro lado, el Tiro con Arco sorprendió con su bronce del recurvo mixto. Elaimis García y Abraham Pérez no eran los referentes de la disciplina, relevaron a los clasificados por situaciones delicadas de salud y superaron sus propias expectativas. Su metal bronceado incluyó la derrota de elencos establecidos a nivel olímpico como los de México y Colombia.

La lucha vivió la consolidación de Yainelis Sanz justo antes de su debut mundialista, quien además repetía el valioso resultado de la cita previa de Cali-Valle. Vladimir Vila y Geannis Garzón también subieron al podio. 

Cuba no dependió de un solo deporte: nueve disciplinas diferentes sumaron preseas, señal de un programa deportivo amplio, diverso y en crecimiento. Cuando la llama comenzó a apagarse en Asunción, Cuba ya había sellado su actuación con 47 medallas: 19 oros, 13 platas y 15 bronces, para el séptimo lugar general. 

Pero más allá del medallero, lo que destacó fue el impacto estratégico: 17 nuevas plazas clasificadas para los Juegos Panamericanos de Lima 2027 y, sobre todo, la confirmación de que la nueva generación está lista para grandes escenarios.

//llhm

 

 

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