
Por: Autor: Alejandro Pérez Zerquera.
En esta entrevista, la flautista, saxofonista, compositora y directora Belinda Guerra repasa los hitos de su carrera y revela el alma de su arte: la fusión entre el jazz contemporáneo y la música tradicional cubana. Inspirada desde sus inicios por figuras como José Carlos Acosta, Rubalcaba y el propio Bobby Carcassés. Belinda ha forjado un camino auténtico y apasionado. Nos habla de su grupo Cuban Jazz Ensemble, del proyecto infantil Jazzeando y Jugando, y de su próximo álbum Bebop Habana, que será lanzado con el sello TUMI Music. Un diálogo donde tradición e innovación se encuentran, con un legado claro: vivir por y para la música, con respeto, dedicación y amor.
Belinda, vienes de una formación sólida en la música cubana y el jazz. ¿Cómo comenzó tu camino artístico y qué te motivó a fundar el Cuban Jazz Ensemble?
Mi camino comenzó con la guía de grandes músicos como José Carlos Acosta, Alberto Corrales y Sergio Sarmiento, y participé en agrupaciones como la Camerata Cortés y la Charanga de Rubalcaba desde muy joven. Uno de los artistas que más me inspiraron en mis primeros pasos en el jazz fue Bobby Carcassés, por su energía, su entrega y su forma única de entender la música. En 2022 fundé B’Jazz, proyecto que me llena de orgullo y con el que he recorrido escenarios y festivales importantes.
Este 2025 cumplo uno de mis sueños: lanzar mi primer disco, Bebop Habana, con la disquera TUMI Music. Además, creo el proyecto Cuban Jazz Ensemble, donde comparto con músicos que siempre he admirado, como Ruy López-Nussa, Alejandro Falcón y Adel González. Para mí, la música es un camino de aprendizaje, gratitud y crecimiento compartido.
Has logrado una fusión única entre géneros tradicionales como el changüí, danzón o la rumba con el jazz contemporáneo. ¿Cómo eliges los sonidos y ritmos que vas a integrar?
Fusionar géneros cubanos con jazz es un proceso natural. Siempre he sido música popular y escogí el latin jazz porque me permite usar armonías novedosas e improvisaciones virtuosas sin perder la cubanía. El jazz es sinónimo de libertad, y me gusta innovar jugando con ritmos y melodías sin perder coherencia.
Tu reciente tema “Dominó” reúne a figuras como Ruy López-Nussa, Eduardo Sandoval y Julio Montoro. ¿Cómo fue el proceso de colaboración y qué representa esta pieza en tu carrera?
“Dominó” es un funk que juega con distintos compases, llevando a través de colores y sonoridades variados. Julio Montoro, como productor, supo lo que se quería lograr, y la grabación fue maravillosa; los músicos aportaron su personalidad e improvisación. Es una descarga llena de energía y complicidad.
“Jazzeando y Jugando… en un jardín cubano” es un proyecto muy especial. ¿Qué te inspiró a rescatar la música infantil a través del jazz y cómo fue recibido por el público?
Un amigo flautista norteamericano, David Perkoff, me propuso hacer un disco para todas las generaciones, y decidí hacer versiones novedosas de canciones infantiles. Con producción de Julio Montoro, el disco tiene arreglos de alta calidad, acercando el jazz y otros géneros poco conocidos a los niños de forma divertida y didáctica. Fue muy bien recibido, nominado al Cubadisco 2025 y presentado en escuelas y conciertos.
Muchos artistas hablan de la dificultad de innovar sin romper con las raíces. ¿Cómo logras ese equilibrio entre tradición e innovación?
Tradición e innovación van de la mano; crecimos con sonidos del pasado y la modernidad también influye. Lo importante es tener clara la intención y el compromiso de hacer buena música, combinando pasado y presente.
Tu participación en eventos como “Música es Mujer” y tus presentaciones en Bellas Artes han sido muy comentadas. ¿Sientes que hay una nueva visibilidad para las mujeres instrumentistas y compositoras en Cuba?
Agradezco el apoyo de quienes confiaron en mí para desarrollar mi carrera, en especial a grandes maestros como Bobby Carcassés, René Miquelena y el productor Julio Montoro, quienes han sido pilares fundamentales en mi crecimiento artístico. Hoy hay más oportunidades para mujeres y jóvenes, aunque persisten trabas burocráticas. Proyectos como “Música es Mujer” impulsan la visibilidad y valoración del talento femenino, que tiene virtuosismo y calidad para ser reconocidas como grandes músicos.
En estos momentos estás preparando el álbum “Bebop Habana”. ¿Qué nos puedes adelantar sobre ese disco y qué nuevas exploraciones musicales incluirá?
En Bebop Habana me presento como multiinstrumentista (flauta, saxos alto y tenor), con 8 temas que fusionan funk, afro, changüí, rumba y conga con jazz, siempre con cubanía. Es un homenaje a Irakere, José Luis Cortés y el latin jazz. El disco está producido por Julio Montoro, con quien formamos un gran equipo, y será lanzado bajo el sello TUMI Music, lo cual me emociona mucho porque representa una oportunidad de mayor proyección internacional para mi obra.
¿Cómo ves la escena del jazz cubano actual? ¿Crees que hay un renacimiento o una evolución en la forma en que se crea y se escucha jazz en la Isla?
Hay un momento muy interesante con mezcla de generaciones y estilos. Festivales como Jazz Plaza y espacios televisivos han impulsado la escucha y el trabajo para músicos. El jazz está de moda y auguro un buen presente y evolución futura.
Para las nuevas generaciones de músicos cubanos, ¿Cuál sería tu principal consejo a la hora de crear una propuesta artística auténtica?
Hay que ser fiel a uno mismo, encontrar una voz propia tras años de carrera, y hacer buena música con calidad y buen gusto. El músico tiene la responsabilidad ética de comunicar mensajes correctos y aprovechar su influencia.
Finalmente, ¿Qué sueña hoy Belinda Guerra como música, compositora y directora? ¿Qué te gustaría dejar como legado en la música cubana?
Sueño con ser cada día mejor música, llevar mi obra a Cuba y el mundo, seguir desarrollándome y grabar más discos. Quiero ser recordada como una buena música y persona que vive por la música con respeto, dedicación y amor.
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