
Desde los inicios en el progreso de las primeras civilizaciones, la agricultura ha constituido un motor esencial para el desarrollo económico, social y medioambiental; en honor a esta actividad milenaria, cada 9 de septiembre, el mundo conmemora el Día Internacional de la Agricultura.
Este conjunto de actividades que representan los inicios de la interacción del hombre con el medio ambiente no solo garantizan la seguridad alimentaria, sino que impulsa el crecimiento sostenible, la creación de empleo y la preservación de los recursos naturales, elementos que son clave en el enfrentamiento a los desafíos globales del siglo.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), más de 2,500 millones de personas dependen directamente de esta actividad para su sustento, lo que la convierte en la principal base de subsistencia para gran parte de la población.
Por ello se hace urgente la atención –en el actual contexto– al cambio climático, el crecimiento demográfico y la necesidad de sistemas alimentarios autosustentables para reivindicar el papel de la agricultura y sus derivados como una solución estratégica para combatir el hambre, reducir la pobreza y proteger el medio ambiente.
En el caso específico de Cuba, la agricultura desempeña un papel crucial en el desarrollo nacional. A pesar de los desafíos impuestos por el bloqueo económico y las limitaciones de recursos, el país ha apostado por fortalecer su sector agrícola mediante prácticas sostenibles y el impulso de la soberanía alimentaria.
Programas como la agricultura urbana y periurbana y el fomento de cultivos orgánicos han permitido aumentar la producción de alimentos frescos para las comunidades y reducir la dependencia de importaciones.
Cuba llega a este 9 de septiembre con una situación en la agricultura que, como todos los sectores del país, atraviesa una crisis; las tasas cambiarias fluctuantes, la centralización y la comercialización deficiente, el envejecimiento de la fuerza laboral, los múltiples problemas con la infraestructura obsoleta o falta de mantenimiento, además de la falta de posibilidad de importación a causa del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno estadounidense.
A pesar de estas circunstancias, el Estado cubano reafirma su compromiso con el desarrollo de un modelo agrícola que priorice la innovación, la eficiencia y el respeto por el medio ambiente. En ese sentido se han impulsado iniciativas como el Plan de Soberanía Alimentaria y Educación Nutricional en pos de garantizar el acceso a alimentos saludables y fortalecer las cadenas productivas locales.
Además, el país continúa apostando por la captación y posterior formación de jóvenes agricultores y la incorporación de tecnologías para optimizar los rendimientos en un contexto de cambio climático.
La celebración de este día es también una oportunidad para reconocer el esfuerzo de los campesinos y trabajadores agrícolas cubanos, quienes, en su labor diaria, contribuyen al bienestar de la nación. En un mundo interconectado, la agricultura cubana no solo es un pilar para el desarrollo interno, sino también un ejemplo de resiliencia y compromiso con la sostenibilidad.
En este 2025, el Día Mundial de la Agricultura nos invita a reflexionar sobre la necesidad de sistemas agrícolas justos, inclusivos y adaptados a los retos del presente. Para Cuba, este sector seguirá siendo un eje estratégico para construir un futuro próspero, soberano y sostenible.
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