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Amaury del Río: es importante que traten de crear su propio universo y hacer que las personas quieran visitarlo

Por: Alejandro Pérez Zerquera

En esta entrevista íntima y reflexiva, el trovador cubano Amaury del Río repasa sus inicios musicales en Las Tunas, su conexión con la guitarra y su vocación por la canción como forma de resistencia y transformación social. Desde temas como la emigración, los referentes históricos o la crisis de la trova en Cuba, hasta sus influencias musicales y proyectos recientes, Amaury comparte una visión crítica y honesta del arte, con la convicción de que crear desde la verdad sigue siendo un acto de fe y rebeldía.

La guitarra que tocaba Amaury pertenecía al trovador Eduardo Sosa
La guitarra que tocaba Amaury pertenecía al trovador Eduardo Sosa

 

 

 

 

 

 

 

 

Amaury, cuéntanos, ¿cómo comenzaron tus primeros pasos en la música y qué te llevó a decidirte por la trova como forma de expresión?

Todo comenzó en el pre-universitario de Las Tunas «Luis Urquiza Jorge». Allí tenía muchos amigos que andaban con guitarra en los recesos y era la moda aprenderse canciones de los cantantes que estaban en el boom por esos años y así descargar. Yo siempre, de alguna manera y desde la adolescencia, estuve ligado a lo que llamaban «raro», porque me gustaba mucho el rock and roll, y siempre seguía algunas peñas que se hacían en la AHS, donde acudían muchos jóvenes y no tan jóvenes a descargar las energías y a compartir el gusto por este tipo de música. Un día, por suerte, una guitarra pasó por mis manos y sentí que algo me ató a ella, aunque no fuera mía, pero hubo una conexión con ese instrumento, y así un amigo me prestó una que no usaba y aprendí autodidactamente algunos acordes, que se convirtieron en incipientes canciones que luego fueron perfeccionados con algunas clases de música. Mis maestros fueron Elvira Sokourtis y Jesús Eduardo Jomarrón, músicos con quienes he trabajado actualmente, y para mí es un orgullo.

También recibí clases particulares, y bueno con el paso del tiempo comencé a hacer canciones influenciadas por el mismo rock y la música latinoamericana y por supuesto, el bagaje musical cubano también llegó a mi obra. En resumen, empecé a hacer canciones porque tenía, tengo y tendré algo que decir. Cuando esto no suceda ya me dedicaré a otra cosa, pero veo la canción como un arma y un escudo contra y para los demonios que se llevan dentro.

Tu canción “Los Amigos” ha tenido una gran acogida por su mensaje y sinceridad. ¿Cuál es la historia detrás de esta canción? ¿Qué quieres transmitir con ella?

La canción «Los amigos», en primer lugar, es algo muy íntimo. Las personas que la han escuchado se identifican y qué bueno porque creo que es el resultado de un grito generacional. Todos los días escuchamos que alguien se nos va por razones que ya conocemos. Particularmente, yo vivía en Las Tunas, y me quedé prácticamente sin amigos cercanos, y no tan cercanos. Compuse la canción hace 3 años, es muy joven, pero fue una época de emigración fuerte, donde la gente se iba en busca de un mejor futuro para ellos y para su familia. Esa fue mi manera de sintetizar en un par de versos ese sueño de ver la transformación en nuestro país, y que se anteponga el bienestar común antes de cualquier tipo de ideología. Mi canción debe transmitir lo que la gente sienta, por eso el arte es polisémico.

En tu obra también abordas temas sociales y políticos, como en “A mis hermanos”, dedicada a los revolucionarios Luis y Sergio Saíz. ¿Qué papel crees que debe tener la música en la sociedad actual?

Siempre he escrito sobre temas sociales, creo que una función primordial del arte y la trova, en particular, es la transformación. La mejor manera de intencionar eso es a través de la crítica responsable y las propuestas que sean de avance.  El arte nos brinda la magia de adornar o flechar con argumentos las cosas que pasan en todos los sentidos.  El cantautor es una esponja que absorbe de su día a día y, luego exprime esa cotidianidad sobre un papel.

La canción «A mis Hermanos» fue un encargo de la AHS, dedicada a Luis y Sergio Saíz Montes de Oca, los jóvenes que dan nombre a la asociación y que fueron asesinados por la forma en que pensaban y actuaban en su momento histórico contra una dictadura que azotaba a Cuba. Ambos son un espejo que todavía creo que no logramos entender.

El tema aterriza a nuestro tiempo ese latir de rebeldía de los hermanos Saíz y que hoy los jóvenes llevamos dentro y que cada cual debe enfrentar.  Cada uno es capaz de aportar desde su terreno, por eso la frase «aunque maten por cantar”; para los artistas es inevitable convertir su verdad en arte.

¿Cómo ha sido para ti el proceso creativo en los últimos años? ¿Qué influencias o experiencias han marcado tu música recientemente?

El proceso creativo diría yo que es el resultado del entorno y las vivencias de cada artista, en eso se basa, y creo que hacer de la realidad un retrato sonoro, es algo importante; como también lo es poner en ello todo el empeño para transformalo, para no caer en lo superficial, en lo Kitsh y que uno como autor disfrute a la hora de componer. La cosa tiene que ir con mensaje que la gente sea capaz de verse identificado y despierte sentimientos… Una canción sin sentimiento es como una comida sin sal.

Me gusta escuchar música cubana, rock and roll, música latinoamericana, pop, música afrocubana, en fin, no tengo límites a la hora de escuchar y nutrirme de sonidos. Me gusta mucho el jazz, la timba no la sé bailar, pero la disfruto.

Dentro de las personas que me han influenciado hay muchas, por ahí anda Gustavo Cerati, Charly García, Varela, X Alfonso, Síntesis, la trova rosarina, un enorme cantautor cienfueguero que se llama Ariel Barreiros, y uno de Las Tunas el gran Freddy Laffita. Me gusta mucho la viceralidad de Vallejo, la libertad de Martí, la coherencia de Facundo Cabral, las voces increíbles de Mercedes Sosa y de nuestro Eduardo Sosa, la lucidez de Pablo, la inteligencia de Silvio, la dulzura de Liuba, el bolígrafo de Amaury Pérez, el sabor de Celia Cruz, la voz de Omara, la guitarra de Rachid López y Tommy Emmanuel…  Se me quedarán muchos por mencionar, pero por ahí va la cosa.

La música cubana tiene un abanico enorme de estilos. ¿Cómo integras la tradición de la trova con otros géneros o sonidos en tus canciones?

La actualidad musical de Cuba es muy controversial: la música debe entretener, debe hacerte bailar, debe hacerte reflexionar, debe, debe, debe…. Ahora, el papel de la música está visto desde lo que da creador… Hay quien hace música para bailar, hay quien hace música «para pegarse» como se dice, hay que quien hace música para lucrar, para negocio, y también hay quien hace música para decir ya sea a través de los textos o a través del propio discurso musical. Dentro de esos últimos están los que dicen cosas diferentes, los que buscan caminos más auténticos o menos trillados, aunque también hoy cada vez es muy difícil hacer cosas totalmente puras; pero la magia está en que le vamos a aportar al mundo. ¿Qué mensaje estamos dando: ¿estupideces, banalidades? En Cuba se necesita bailar, es verdad, pero necesitamos poner a mover las neuronas también en función de una transformación.

La trova dentro del panorama musical cubano está en coma; es triste, pero es una realidad palpable. La tradición no ha muerto porque siempre van a aparecer personas con cosas por decir con una guitarra, pero cada año son menos. Esto tiene causas: la falta de espacios, la falta de interés de disqueras, la emigración de muchos referentes, la estigmatización de la trova hacia una vertiente política o la utilización de ella para llevar voces cantantes de ideologías, todo esto sumado a la depresión de los públicos de manera general debido a una agudizada, terrible y subyugante crisis económica, la ponderación por parte de las instituciones culturales de las cuestiones económicas sobre los fenómenos artísticos, la aparición del sector privado para la industria musical, etc., etc…. Es algo que si eres famoso va a funcionar, si no, tendrás que hacer otras cosas para vivir. En fin, Cuba en ese sentido ha dado un retroceso a cómo se maneja la cultura en Latinoamérica, sálvese quien pueda.

¿Qué proyectos o nuevos lanzamientos tienes a corto o largo plazo? ¿Podemos esperar algo nuevo pronto para tus seguidores?

Próximamente, estaré presentando el DVD «Quiero un País», grabado en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes. Es un material de ocho canciones que tuvimos el placer de hacer en un concierto en vivo para el público, con La Rueda Films y el Ingeniero de Sonido Daniel Hermes, y su equipo, También, estoy en el programa de promoción Cuerda Viva, alegremente, recibí tres nominaciones en las categorías de Trova, Agrupación Nobel y Más populares; así que agradecido con el programa y todo su equipo.

Finalmente, ¿qué consejo le darías a los jóvenes músicos cubanos que están comenzando hoy y eligen el camino de la trova?

A quienes empiezan en el mundo de la canción solo les puedo decir que detenerse no es la opción, El camino del cantautor está lleno de problemas y dedicarse enteramente a ello es bastante dificil pues hacer crecer un producto original desde cero, sin pensar en ser «comercial». Hoy se está pensando mucho en cómo pegar un tema y no en cómo hacer un buen tema, y si ese buen tema se pega o trasciende pues mejor. Es importante que traten de crear su propio universo y hacer que las personas quieran visitarlo de vez en cuando.

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