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Un encuentro de complicidad de Liuba María Hevia con Madrid (+Fotos y Video)

Entabla complicidad en el diálogo intimista con el público y necesita poco más cuando emergen los timbres de su hermosa voz: Liuba María Hevia, este miércoles en su pacto de ternura en Madrid.

En casi dos horas de concierto en el Pequeño Teatro Gran Vía, en pleno corazón de la capital española, la trovadora cubana conquistó las ovaciones con la maestría habitual de su guitarra y el acompañamiento virtuoso de Lino Lores.

Para volverte a ver, el nombre emblemático de su recital, también de la canción homónima y de su nuevo disco, en los entresijos melódicos que anticipan un nuevo éxito, a partir de sus vivencias y nostalgias en medio del confinamiento obligado de casi dos años por la Covid-19.

Una presentación marcada por el buen gusto dentro de hilos conductores que permitieron a los espectadores disfrutar del recorrido de una intérprete y prolija compositora, cuyo paso por el pentagrama es de alguna forma parte indisoluble de la cultura de Cuba.

De partida, un videoclip (Tristeza) para sobrecoger al público a dúo con la española Ana Belén, y acto seguido dos guajiras buscando animar el ambiente. Luego, una de sus piezas más bellas y sentidas, Con los hilos de la luna (El abuelo), un homenaje a sus ancestros y los emigrantes.

Sus recuerdos de ese abuelo tan cercano oriundo de Asturias que revelaron, una vez más, su vibrante lirismo y su impecable voz, como los vinos, después de cuatro décadas en los escenarios y el reconocimiento de ilustres de la cultura cubana como Omara Portuondo, Silvio Rodríguez, Carlos Varela, José María Vitier, Chucho Valdés, Pablo Milanés, Leonardo Padura (…).

Un repaso a su cercanía con los niños y algunas de sus canciones que forman parte del imaginario de numerosas generaciones, Estela Granito de Canela, El despertar (…) y sus propias memorias de la infancia con Luna del 64, en la que nos habla de ese pacto de ternura con su madre y su gente.

FIRMAMENTO

Empero, en el tramo final de un concierto, Liuba María Hevia buscaba puntos más altos para cerrar con broche de oro su actuación. Y lo hizo, apelando a un tango de 1934, y a Joaquín Sabina, uno de sus “novios espirituales”, con Noche de Boda.

No faltarían Ausencia, Vidas paralelas, Si me falta tu sonrisa y unas palabras de amor y admiración por Eusebio Leal, el desaparecido historiador de La Habana.

Para hacerlo, se remontó al momento en que Lucía Huergo, una compositora, arreglista e instrumentista también fallecida, le presentó un danzón, cuya música le impresionó bastante. Así llegaron a Mi vieja Habana y al igual que en todo el concierto, imágenes a sus espaldas en el escenario adornaron su voz.

La despedida la obligó a un bis, en un hasta pronto, porque la artista cubana volverá con su grupo, y entre mayo y agosto próximo, realizará gira por España y Portugal.

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