Por Ahmed González Franco
Cuba recuerda hoy a Alina Rodríguez, actriz nacida un 4 octubre 1951. Procedente del movimiento de aficionados, se graduó del Instituto Superior de Arte con 30 años. Comenzó su carrera profesional, como integrante del grupo Teatro Estudio, sobresaliendo con títulos como “En el parque” y “Contigo, pan y cebolla”. Se destacó en el cine cubano participando en el largometraje “Maria Antonia”, realizado en 1990, por el que resultó premiada en el Festival de Cine Latinoamericano y en el Festival Latino de New York.
Su participación televisiva en telenovelas como “Tierra Brava” y “Destino Prohibido” y otros dramatizados, la hicieron merecedora de la admiración y el cariño del público cubano.
Otras películas en las que intervino fueron: “Lista de Espera”, “Alicia en el país de las Maravillas”, “Chamaco”, “El Premio Flaco” por la que obtuvo el Premio ACE en 2011 y demás filmes de directores cubanos y extranjeros.
Por su protagonismo en el filme Conducta, recibió el premio otorgado a la mejor actriz por el 15 Havana Filme NY en 2014, el Premio del 17 Festival de Cine Español de Málaga, Mejor actriz Lleida latinoamericana 2015 y Premio ACE Cine- mejor actriz.
Se destacó por su profunda interpretación y sensibilidad en sus roles dejando un legado importante en la cultura cubana.
Alina fue, sin duda, una de las actrices más relevantes y queridas de la historia del cine, la televisión y el teatro cubano. Su talento era tan inmenso como su humanidad. Con cada personaje que interpretó —ya fuera en una pantalla o sobre las tablas— logró conmovernos, sacudirnos y hacernos reflexionar.
Más allá de sus excepcionales dotes histriónicas, Alina era también admirada por su nobleza, humildad y compromiso con su arte y su país. Su legado sigue vivo en cada escena que nos regaló y en el corazón de quienes tuvimos el privilegio de verla actuar.
//sls

